Cualquier tiempo anterior fue mejor.

Si tienes treinta y tantos como yo, seguro que me das la razón a la reflexión que me hago. Echando la vista atrás, veo que han cambiado muchos las cosas de como las viví yo, a como las viven ahora los niños. Recordarás que el coche que tenía tu padre, no tenía cinturones de seguridad, ni airbag, ni sillitas para niños, ni dvds para que los viajes fueran mas amenos. Podías ir con tus hermanos o primos, todos jugando en la parte de detrás, y no pasaba nada. Seguro que recuerdas algún viaje en esas condiciones.
En las casas, no había tapas en los enchufes, ni sistemas de seguridad para las botellas, y no pasaba nada.
Cuando cogíamos la bici, era muy sencillo, te montabas encima y salias pitando. Ahora, para coger la bici, te tienes que poner casco, rodilleras, coderas, pareces que vas a correr en el Jarama, en lugar de dar unas vueltas en el parque.
Cuando íbamos al parque a jugar o a montar en bici, de cualquier chorro bebíamos, no pasaba nada, todo era natural, ahora, hay que dar agua mineral embotellada a los niños, por si les pasa algo.
Cuando te caías un par de veces de la bici, te dabas cuenta de que no habia que correr tanto, y no corrias tanto. Cuando te caías corriendo porque te habías puesto los zapatos de tu padre, te los quitabas, porque te dabas cuenta que así ibas mas lento, pero aprendíamos nosotros, no teníamos a alguien todo el día detrás diciendonos lo que podemos o no podemos hacer.
Cuando salíamos a jugar a la calle, nuestra madre nos decía siempre, que a la hora de merendar en casa, y no hacían falta ni relojes, ni móviles, sabíamos perfectamente cuando volver.

Antes no había tantos niños gordos, y mira que comíamos chupa-chups, palotes, gusanitos, caramelos.... pero corríamos, y saltábamos, y jugábamos en la calle, siempre con una pelota en la mano, o montado en bici, y no como ahora, todo el día comiendo porquerías, y delante de la tele o la videoconsola.

Antes, si te pasaba algo, te rompías un hueso, un diente o lo que fuera, no había siempre una demanda por medio, eramos un poco cafres, pero eramos niños, y todos lo sabían. Ahora, todo son denuncias, malos modos, y malos ejemplos para los peques.

En definitiva, y para resumir, antes no había tanta psicosis con los niños, como hay hoy. Hago desde aquí un llamamiento a la cordura de todos los padres. Antes de reprender a un crío por algo que hace mal, deberiamos pensar en como lo haciamos nosotros antes, y recordar lo que sentiamos nosotros cuando nos reñian. No debemos olvidar nunca, que los niños son niños, y la única forma de aprender es con los errores. Debemos dejar que tropiecen, para que comprendan donde está el error, y solo tropiecen una sola vez. Es tarea de todos nosotros, los adultos, el permitirles a los niños que vivan y disfruten su niñez, no debemos darles malos ratos, ni inculcarles malos hábitos ni llenar sus corazones de rencor, envidia u odio. Y la mejor forma de enseñar es predicar con el ejemplo. Un niño no debe ver nunca a sus padres en actitud agresiva, ni desafiante, ya que los niños son unas esponjas maravillosas, y aunque no lo podamos apreciar, lo comprenden todo, y luego llevan a la practica todo lo que han aprendido.